Orden Rosae Crucis A.M.O.R.C.

Preguntas Frecuentes

Puesto que AMORC no es una organización sectaria y, por ende, no es una religión, su afiliación no le demandará abandonar su iglesia ni cambiar sus creencias religiosas. De hecho, siempre recomendamos a nuestros miembros que participen activamente en la religión que profesan. Como resultado, los miembros de nuestra organización pertenecen a todas las denominaciones religiosas y muchos de ellos se dan cuenta de que, gracias a nuestras enseñanzas, aprenden a apreciar más sus propias creencias religiosas.

Es muy fácil explicar por qué no se nos conoce entre personas de todos los niveles, ni aparecemos en la primera plana de los medios masivos de comunicación. En primer lugar y tal como lo mencionáramos antes, la sociedad se inclina principalmente hacia los aspectos externos de la vida: el materialismo, la política, los asuntos sociales, etc. En consecuencia, la Orden Rosacruz, dedicada al desarrollo interno, no atrae mucho la atención en los círculos externos. En segundo lugar, la mayor parte de la gente aún no ha alcanzado un grado de evolución que le permita dar los pasos necesarios para tomar en sus manos el control de su vida.

No obstante, cabe señalar que la Orden ha perdurado durante centurias. Es probable que con los colapsos que están sufriendo actualmente los antiguos sistemas en todo el mundo y con el potencial de medios de comunicación a nivel mundial, habremos de presenciar un nuevo renacimiento del interés en nuestros métodos de evolución. Este renacimiento empieza con la labor de una persona a la vez, y usted puede ser esa persona.

No. Casi de inmediato empezará a ver su vida desde un punto de vista diferente. Una mente que se amplía al adquirir nuevo conocimiento, jamás podrá volver a su estado anterior. Y con ese conocimiento usted comenzará a concentrarse mejor en cualesquiera de las áreas de su vida que usted necesite o desee mejorar. Además, desde los primeros ejercicios Rosacruces usted empezará a desarrollar áreas de su cerebro que han permanecido inactivas durante toda la vida. Esto le ayudará a adquirir aún más conocimiento y a obtener la energía necesaria para enfrentarse a todas las situaciones de su vida.

Las enseñanzas Rosacruces se proporcionan gratuitamente a toda persona que se convierte en miembro de la Orden. Las cuotas de afiliación, fijadas al costo más bajo posible, son empleadas para cubrir los gastos administrativos, tales como sueldos, gastos postales, costos de imprenta e impuestos. Es un hecho innegable de la vida que las cosas materiales y el tiempo de la gente cuestan dinero. Sin embargo, consideramos que ninguna otra organización brinda el profundo conocimiento y la amplia variedad de servicios que nosotros ofrecemos a tan bajo costo, a menos que esa organización reciba fondos del gobierno o se dedique a alguna clase de negocio.

Las siglas A.M.O.R.C. son la abreviatura del nombre completo de la Orden, que es “Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz”. En algunos textos y documentos se la designa asimismo con la expresión latina “Antiquus Mysticusque Ordo Rosae Crucis”, y también como “Anticuus Arcanus Ordo Rosae Rubae et Aurae Crucis”. Actualmente, las letras A.M.O.R.C. se inscriben a continuación del título de la Orden, a fin de asociar su nombre tradicional con las siglas bajo las cual se la conoce actualmente en el mundo entero. En otras palabras, se la denomina generalmente como “Orden de la Rosa-Cruz A.M.O.R.C.”

La Orden de la Rosa-Cruz A.M.O.R.C. es una organización filosófica, iniciática y tradicional, que perpetúa el Conocimiento que los Iniciados le transmitieron a través de los siglos. En términos generales, su objetivo consiste en familiarizar al hombre con las leyes cósmicas y enseñarle a vivir en armonía con ellas, permitiéndole conocer la felicidad y adquirir la Maestría de la Vida, tanto en el plano material como en el espiritual. Sin ser ni una secta ni una religión, ni tampoco un movimiento socio-político, la Orden reúne a hombres y mujeres pertenecientes a todos los credos religiosos y a todas las categorías sociales.

En el siglo XVIII, la Orden de la Rosa-Cruz y la Francmasonería estaban muy relacionadas, lo que explica por qué uno de los más altos grados de la masonería lleva el nombre de “Caballero Rosa-Cruz” Estas dos organizaciones son totalmente independiente entre sí, y por lo tanto, sus actividades también lo son. Ciertamente, hay numerosas personas que son al mismo tiempo rosacruces y masones, demostrando que no existen incompatibilidades entre estos dos movimientos.

La A.M.O.R.C. no tiene absolutamente nada en común con una secta por las siguientes razones: En primer lugar, una secta obliga a sus adeptos a separarse del medio familiar y social, lo que entraña todos los dramas que conocemos. Por el contrario, en la Orden de la Rosa-Cruz se anima a los miembros a que tengan una plena integración social, y a que asuman de la mejor manera posible sus responsabilidades como ciudadanos. Por otro lado, se considera que la familia es un bien en el cual hay que preservar, a cualquier, precio la unión y la armonía. En segundo lugar, una secta está dirigida por un gurú que se auto proclama en vida como “Dirigente Supremo”. A manera de información cabe señalar que los Grandes Maestros de la A.M.O.R.C. son elegidos por un período de cinco años. Una vez transcurrido este tiempo, se puede renovar el nombramiento siempre y cuando se considere que han asumido correctamente sus funciones. En el caso contrario, se le reemplaza por un hombre o una mujer más competente. En tercer lugar, una secta siempre exige a sus adeptos la cesión de gran parte de sus bienes materiales, frecuentemente con objeto de financiar un nivel de vida exagerado por parte del gurú. Por su parte, los rosacruces deben solamente aportar una cuota anual moderada, para cubrir los gastos del envío postal de las enseñanzas por escrito de la Orden. Por último, toda secta intenta adoctrinar a sus adeptos de manera que no puedan abandonarla. Opuestamente la A.M.O.R.C. ha hecho de la libertad de conciencia el fundamento de su filosofía y cultiva la reflexión personal. Cabe señalar, además, que todo rosacruz puede interrumpir su afiliación en cualquier momento, sin ninguna justificación por su parte.

En función de su origen, de su naturaleza y de sus objetivos, la A.M.O.R.C. no ha sido nunca una religión. El hecho de que sus miembros sean cristianos, judíos, musulmanes, budistas, hinduistas o de cualquier otra confesión, prueba de por sí que no es una religión demostrando de esta manera su eclecticismo y tolerancia respecto a todos los credos. Como lo demuestra su Tradición y su historia, no es fruto de la creación de un Mesías o un profeta, sino la obra de una Escuela de Iniciados consagrados a perpetuar el Conocimiento a través de los tiempos, desde la más remota antigüedad. Por otra parte, la Orden no impone dogma alguno, otorgando a cada rosacruz la libertad más absoluta en cuanto a las enseñanzas que le son impartidas. Consecuentemente no se trata de un camino de creencias, sino de un sendero de Conocimiento basado en la búsqueda individual y un sincero deseo de superación. En definitiva, la fe no ha sido nunca patrimonio de una religión, sea cual fuere, tampoco de ninguna organización mística. Es propia de todo individuo que se interesa por los valores espirituales de la existencia y que hace de dichos valores el fundamento de su filosofía personal.

Es cierto que algunos rosacruces del pasado han practicado la alquimia material u operativa, que consiste en fabricar oro a partir de burdos metales como el plomo. Es cierto que tenemos pruebas de que realmente existieron. De todos modos, no tenemos constancia de ningún tesoro material incluido en la herencia que se nos ha legado; los recursos económicos de la Orden se limitan a las cotizaciones de los miembros. En cuanto a los rosacruces de la actualidad, se dedican especialmente a la alquimia espiritual, que consiste en transmutar cada uno de sus defectos en su cualidad opuesta: el orgullo en humildad, el egoísmo en generosidad, la intolerancia en tolerancia, etc. En definitiva, es el trabajo con uno mismo, unido al estudio de las enseñanzas tradicionales de la A.M.O.R.C., lo que constituye la excelencia de la filosofía rosacruz, aunque también su dificultad.

La evolución de la humanidad se rige por eras de 2160 años cada una. Por ejemplo, la era anterior es la Era de Piscis, cuya apertura se atribuye al Maestro Jesús. Recordemos al respecto, que el símbolo de los primeros cristianos no fue la cruz. Era un pez, designado bajo el nombre griego de “Ichtus”. Actualmente estamos al comienzo de la era de Acuario. Ahora bien, por primera vez en la historia de la civilización humana, esta era verá la cristalización del ideal de paz y el advenimiento del Conocimiento. Sin embargo, para que esto ocurra, es imperativo dotar a la humanidad de una orientación espiritual ya que los valores establecidos como fundamento de la sociedad moderna son demasiado materialistas. Tenemos esta percepción porque ya se comienza a sentir la influencia de la era de Acuario en cuanto a que hay cada vez más individuos que ponen en tela de juicio dicho exceso de materialismo y empiezan a trasladar sus aspiraciones e ideales hacia objetivos más espirituales. Bajo este punto de vista, ciertamente como dijo André Malraux, “El siglo XXI será espiritual, o no será”.

Muchas personas consideradas “de edad” se afilian en la A.M.O.R.C. encontrando una nueva vida más serena. No es infrecuente encontrar en la Orden hombres y mujeres de setenta años o más, que son miembros de hace uno o dos años. En términos generales, su único pesar es el no haber conocido antes a la Orden. De todas maneras no es más difícil comprender y aplicar las enseñanzas rosacruces a una edad avanzada, de lo que podría resultar cuando se es joven.

Un rosacruz es totalmente libre de profesar su religión y puede mantener el credo de su elección a lo largo de su afiliación en la A.M.O.R.C. En este aspecto no existe incompatibilidad alguna entre el misticismo rosacruz y cualquiera de las religiones existentes. Más aún, todo proselitismo en favor de cualquiera de las religiones está prohibido en la Orden, en sus Logias, Capítulos y Pronaoi. A este respecto, tiene que dar prueba de su discreción y evitar cualquier actividad o discusión encauzada a promover una religión en particular.

Para permitir que los rosacruces se reúnan si así lo desean, la Orden ha establecido organismos locales en ciudades importantes. Según el número de miembros que los frecuentan, llevan el nombre de Logia, Capítulo o Pronaos. Cualquiera que sea su estatus, estos organismos son lugares de encuentro y sirven de marco a las actividades místicas que perpetúan el aspecto oral de la Tradición Rosacruz. Por otro lado, es en las Logias donde se confieren las iniciaciones rosacruces en toda su pureza tradicional.

No, ya que la noción de Libro Sagrado corresponde a las religiones reveladas. La A.M.O.R.C. no es una religión ni se vincula con ningún Mesías o profeta en particular. Ahora bien, los rosacruces, en virtud de su interés por la espiritualidad, consideran todos los libros sagrados con el mismo gran respeto que se tiene por la Biblia, el Corán, el Baghabad Gita, los Upanishads y otros. Algunos de éstos, incluso son objeto de estudio personal.

Sin revelar al detalle el contenido de lo que enseña la A.M.O.R.C. sobre la Atlántida, diremos simplemente que la tradición rosacruz recoge datos que afirman que en tiempos lejanos existió un continente en el centro del Océano Atlántico poblado por una civilización muy evolucionada, tanto en el plano material como en el espiritual. Este continente quedo sumergido en las aguas hacia el año 9600 a. C., probablemente motivado por un cataclismo natural. Antes de que se produjera este fenómeno algunos atlantes se establecieron en otros países, especialmente en Egipto. Según las enseñanzas de la Orden, son los descendientes de esos atlantes quienes construyeron la Esfinge y las pirámides, con el objeto de materializar el prodigioso Conocimiento que poseían en áreas tan diversas como la geometría, la arquitectura, la astronomía, etc.

Si la A.M.O.R.C. se implicara en la política, crearía inevitablemente una división entre sus miembros, ya que estos pertenecen a todos los estamentos sociales y no comparten necesariamente las mismas opiniones. De todas maneras, pensamos que la política no puede resolver todos los problemas de los que adolece la humanidad, y tampoco podría ser arbitraria. El misticismo, sin embargo, transmite soluciones que están por encima de los intereses personales o corporatistas. Si la A.M.O.R.C. existe en países con regímenes totalmente opuestos, es precisamente por su cualidad de apolítica y por su tendencia a establecer una Fraternidad Universal, basada en la espiritualidad y en un ideal que apunta al bienestar de cada individuo y al de la totalidad de los pueblos. Es así como todo rosacruz, a la par de sus actividades específicas en la Orden, goza de una total libertad de opinión política y asume, según su parecer, sus deberes como ciudadano. Por otro lado, algunos de ellos, considerando su profesión, están directamente implicados en la vida política de uno o varios países. A ellos les corresponde proceder según su conciencia de místicos.

En todos los países del mundo, la A.M.O.R.C. está reconocida como una organización sin fines de lucro. En efecto, no tiene carácter comercial ni lo tendrá nunca. En virtud de este principio, las enseñanzas rosacruces no se venden como libros ni pueden ser adquiridas en ninguna modalidad. Como toda asociación fraternal o cultural, la Orden debe cubrir sus propias necesidades, lo que se consigue gracias a las cotizaciones anuales de los miembros. A pesar de los considerables gastos engendrados por las enseñanzas individuales que se imparten (secretariado, informática, envíos postales, imprenta, etc.) dicha cotización anual es totalmente razonable. Está entre las más módicas que han fijado otras organizaciones filosóficas o tradicionales de una naturaleza similar.

La F.U.D.O.S.I., que significa “Federación Universal de Ordenes y Sociedades Iniciáticas”, ya no existe. Fundada en 1933, agrupó a la mayor parte de las Organizaciones esotéricas de la época con el objeto de protegerlas ante la proliferación de grupúsculos que falsamente pretendían representar la autentica Tradición. Como es natural, la Orden de la Rosa-Cruz A.M.O.R.C. participó en ella. Esta federación se reunió por última vez en 1948, considerando que su misión había concluido. En efecto, los avanzados medios de comunicación y de información de la sociedad moderna permiten que cada una de las organizaciones que en su momento formaron esta federación, protejan ahora a sus miembros y al público en general, de cara a los movimientos impostores.

La A.M.O.R.C. es totalmente apolítica y no tiene ninguna postura oficial en este aspecto. No obstante, no se puede negar que la política es parte integrante de la actividad humana, ya que es difícil hacer una abstracción. Sin embargo, es lamentable el hecho de que la política divida a los hombres en lugar de acercarlos, puesto que en la mayor parte de los casos se dedica a defender los intereses corporatistas o a transmitir dogmas ideológicos partidarios. Quienes deben dirigir un país no son los partidos políticos, sino las personalidades competentes, independientemente del partido al que pertenecen. Desde el punto de vista místico, podemos considerar que la más alta forma política no es otra que la espiritualidad. Evidentemente, ningún país o corporación podrán resolver sus propios problemas si no resuelven, al mismo tiempo, los problemas de los demás. Por otra parte, esta es la primera vez que se produce una exigencia de este tipo en la historia de la humanidad y es porque la economía se ha mundializado e incorporará, en los sucesivo, los intereses de todas las naciones y de todas las colectividades. De todas maneras, no podemos oponernos a la evolución, porque ésta responde a una ley natural, digamos, incluso podríamos decir, espiritual. Quiérase o no, todos los hombres evolucionan gradualmente hacia el estatus de “ciudadano del mundo”.

No. La A.M.O.R.C. no espera la llegada de un “Líder Mundial”. Sus dirigentes no creen que vaya a encarnarse ningún Mesías al comienzo de la Era de Acuario, como lo hizo Jesús en la Era de Piscis. Podemos considerar que se ha dicho todo en materia de espiritualidad, y que la humanidad ha alcanzado un nivel de consciencia que le permitirá, en lo sucesivo, hacerse cargo de su propio destino. Es ella quien tiene que escoger ante las alternativas que se le presentan y llevar a la practica lo que Moisés, Buda, Jesús, Mahoma y, en términos generales, todos los sabios del pasado han enseñado a los hombres. Por otra parte, los rosacruces siempre han considerado que el más grande de los Maestros no es otro que el propio Maestro Interior, que es la encarnación de Dios en cada ser humano.

Evidentemente, la tierra es el marco de nuestra vida. Desde el punto de vista rosacruz, ella es también el cuerpo que el alma colectiva de la humanidad utiliza para evolucionar hacia su propio ideal de Perfección. Por otro lado, es la obra máxima de la Creación. Merece, por lo tanto, nuestro mayor respeto y debe suscitar nuestra admiración. Lamentablemente, los hombres, por ignorancia, negligencia o por interés, no dejan de perjudicarla (poluciones diversas, una excesiva deforestación, la masacre de algunas especies, etc.). Si no se hace nada a nivel mundial para acabar con todo ello, nuestro planeta morirá en una lenta agonía y todos tendremos una gran parte de responsabilidad en este drama planetario. Por último, diremos que la ecología es parte integrante del misticismo, ya que no podemos interesarnos por los misterios de la vida sin preocuparnos por el futuro de la Tierra. Por ello los rosacruces son particularmente sensibles a los problemas del medio ambiente y se esfuerzan por servir de ejemplo con un comportamiento respetuoso hacia la naturaleza y hacia todos los seres vivos. Desde el momento en que uno se dedica a la espiritualidad, no puede sino sentirse comprometido con el devenir del planeta, que es una admirable manifestación de las leyes divinas y será por siempre la Madre de todos los hombres.

En términos generales, la moral se puede resumir en tres puntos: el respeto a uno mismo, el respeto a los demás y el respeto a nuestro entorno.

Aunque el estudio de los poderes psíquicos está incluido en las enseñanzas de la Orden (la telepatía, la telequinesia, la radiestesia, la clarividencia, la proyección psíquica, etc.), los rosacruces les atribuyen una importancia secundaria y no hacen de su desarrollo un objetivo en sí mismo. Por otro lado, estos poderes, en ningún caso construyen un criterio de evolución espiritual. Desde el punto de vista rosacruz, lo que más importa es el desarrollo de nuestras facultades espirituales, o sea el despertar de las virtudes propias del alma (la generosidad, la humildad, la tolerancia, etc.)

Aunque la Orden de la Rosa-Cruz ha sido calificada por ciertos historiadores y autores contemporáneos como una sociedad secreta, ella misma no se autodefine de esta manera. Se sobreentiende que lo que es secreto, deliberadamente se oculta con la finalidad de que el público no conozca su existencia. Ahora bien la A.M.O.R.C. es una organización cuya existencia se conoce porque ella misma se da a conocer mediante conferencias públicas. Por lo tanto, no es secreta, sino más bien discreta. Las enseñanzas de la A.M.O.R.C. y algunas de sus actividades están dirigidas exclusivamente a los miembros, asumiendo un carácter privado. Esto ocurre en muchas organizaciones, aunque no por ello se las denomina “sociedades secretas”. Por último, todo individuo y toda colectividad tiene derecho a una vida privada, siendo este derecho inherente al sentido convenido de libertad.

Desde su creación, la Orden ha funcionado en periodos de actividad de 108 años, seguidos, de manera alternada, de un periodo de letargo de igual duración. Esta forma de proceder tenía esencialmente como objetivo, preservar a los rosacruces de las persecuciones religiosas y políticas. Estas etapas permitían, además, la incorporación de nuevos conocimientos a las enseñanzas de base. A nivel simbológico, el número 108 representa la idea de maestría y realización. Es igualmente el producto de 9, 4, 3 y 1, números que corresponden, cada uno, a los cuatro símbolos fundamentales (él circulo: 9, el cuadrado: 4, el triángulo: 3 y el punto: 1). En tiempos pasados, un circulo completo de la Orden era, en realidad, de 216 años (108 X 2). Ahora bien, 216 es la décima parte de 2.160 años, equivalentes a una era. Si multiplicamos 2.160 x12, nos da la cantidad de 25.920 años, que corresponde al Gran Año de Platón.

Habría que considerar cuál es la definición que se tiene de Dios. Si se entiende que un Super Hombre sentado en un trono en algún lugar del cielo y cuyo comportamiento hacia los hombres se asemeja al de un padre con sus hijos, podemos decir que los rosacruces no creen en Dios. Esta descripción corresponde a un concepto primitivo de la Divinidad. Bajo un punto de vista rosacruz, Dios es, en principio, la Inteligencia Universal que ha pensado, manifestado y animado toda la Creación, en concordancia con leyes innumerables y perfectas. Es lo que tradicionalmente denominamos como “El Gran Arquitecto del Universo”. Precisemos, igualmente, que los rosacruces no pretenden conocer a Dios, ya que es ininteligible e incognoscible. Ellos estudian las leyes por las cuales Él se manifiesta en el universo, en la naturaleza y en el hombre.

Naturalmente. Si no hubiera iniciaciones, querría decir que la A.M.O.R.C. no es una organización verdaderamente tradicional e iniciática. No obstante, las iniciaciones rosacruces no tienen nada que ver con prácticas ocultas, supersticiosas o fantasiosas. Sin entrar en detalles, digamos simplemente que dichas iniciaciones consisten en ceremonias simbólicas, cuyos tres principales objetos son: primero, estudiar; segundo, revelarle un aspecto específico de la Tradición Rosa-Cruz y tercero, permitirle estar, momentáneamente, a la escucha de su propia alma. Cabe precisar igualmente, que no son obligatorias y que cada miembro las puede efectuar individualmente en su hogar o de forma colectiva en un Templo de la Orden.

La cruz existía siglos antes de la era cristiana en Egipto, Israel, la India y otros países de grandes tradiciones. No es sino hasta el siglo IV, que se convierte en el símbolo oficial del cristianismo. A este respecto, debe saberse que el símbolo de los primeros cristianos era un pez, designado bajo el nombre griego de “Ichtus”. En el símbolo de la Orden, la cruz no tiene absolutamente ninguna connotación religiosa. Representa el cuerpo físico del hombre. En cuanto a la rosa, simboliza la plenitud de su alma. En conjunto, la Rosa Cruz resume la dualidad del ser humano y el proceso de su evolución espiritual.

Según las enseñanzas rosacruces, entre dos encarnaciones sucesivas transcurren 144 años terrenales. Esto significa que, si una persona muere a la edad de 44 años, pasarán 100 años (144 – 44) hasta que vuelva a encarnar. Si muere a la edad de 60 años, su alma pasará 84 años en el Cósmico (144 – 60) hasta su reaparición en el plano terrenal. Sin embargo, hay que comprender que el ciclo de 144 años corresponde a la media, ya que diversas circunstancias kármicas u otras, pueden hacer que un individuo se reencarne antes de haber pasado el tiempo previsto en el Cósmico. Por ejemplo un niño que muere a la edad de tres años, no pasará sistemáticamente 141 años en el Cósmico hasta reencarnarse; podría hacerlo pasados unos meses, o semanas, o incluso algunos días.

Digamos que un rosacruz es un filósofo, o sea, según la traducción literal de este término de origen griego, un “amante de la sabiduría”. A modo de anécdota, citemos que Pitágoras fue el primero en rechazar él titulo de “sabio” y pidió ser llamado “Filósofo” lo que quiere decir “el que ama la sabiduría”.